Paisaje invernal

15.12.09 Esther Crespo

El frío penetra en las entrañas,
las montañas de alrededor están pintadas de blanco,
el termómetro de la farmacia oscila entre el positivo y el negativo no decidiéndose entre el más o el menos y fijando finalmente un rotundo cero.
El banco de la plaza está helado.
La acera de enfrente se llena de repente del griterío propio infantil al abrirse las puertas de un colegio.
Los niños salen corriendo, tapados con esos abrigos que desdibujan sus cuerpos, con sus cabezas cubiertas por gorros de colores, perdiendo sus cuellos tras las bufandas y agitando sus manos enfundadas en guantes.
Las madres, padres y abuelos que los esperan, reciben casi sin tiempo a solicitarlas, todas las anécdotas del día en un suceder de palabras, risas, muecas y movimientos de manos. Envueltos sus cuerpos igualmente en las prendas propias del momento, los adultos dirigen a los niños hacia los coches que esperan aparcados con las luces de emergencia o desfilan lentamente por la acera.
Desde el banco que sigue helado, se vislumbra un letrero luminoso y llamativo que anuncia una pastelería chocolatería. Tiene un escaparate con grandes vitrinas, alumbradas con luces de un amarillo oro intenso que señalan en dirección a los dulces artesanos de diferentes formas y tamaños provocando con solo mirar, una sensación térmica distinta a la de la calle… dentro, un chocolate caliente y unos bizcochos que delicadamente se sumergen en el interior de la taza, hacen reencontrar el calor interior, recuperando el movimiento de las manos y hasta provocando la necesidad de destaparse de capas, permitiendo, ya despojada de envoltorios, leer tranquilamente el periódico.
De nuevo en la calle,
la sensación de frío ya no penetra en las entrañas,
las montañas de alrededor siguen pintadas de blanco,
el termómetro de la farmacia continúa jugando con la temperatura, ganando esta vez el negativo para señalar un firme uno.
El banco de la plaza sigue helado.
La acera de enfrente está en silencio… es hora de recogerse.

Tarde en Miranda de Ebro
TIJAX; "Es la flecha de la sabiduria...obsidiana"

Aigua - Agua

5.12.09 Esther Crespo



"La energía del Agua desciende. Es el estado en el que las cosas alcanzan su punto de máximo reposo y concentración. Es, por tanto, la energía de la regeneración. La energía del Agua determina la base de nuestra constitución, dándonos la fuerza de existir, crecer, actuar y reproducirnos. Es la base de nuestra fuerza de voluntad y motivación. Es como la luna nueva que, aunque oscura, está a punto de emerger de nuevo a la luz. Es la energía del invierno: quieta, oculta, a la espera de renacer".
"El agua busca las profundidades. Se mueve hacia abajo".
“El poder curativo del Chi
Las cinco energías
Maestro Lam Kam Chuen

Y aunque por ciclo estacional, no tocaría hablar del Agua, este es el elemento del inicio de todo... el Origen.
Es la expresión de la energía potencial, la máxima quietud y recogimiento en su parte yin, así como el mar en calma o el lago inmutable al movimiento y a su vez la explosión en su parte yang como la fuerza de una ola, una cascada o la fuerte corriente de un rio.
Es la base de la existencia del individuo, "nuestro" origen, nuestro pasado, nuestras partes más primitivas, nuestro instinto de supervivencia, el impulso, la espontaneidad.
Es reposar para crear, hibernar para vivir, dormir para despertar... es el Origen.

Q'ANIL "Es el Espíritu de la semilla"