La Muerte...
Presente desde nuestro primer aliento de vida, nos acompaña como "ente invisible" durante todo nuestro tránsito.
Se mantiene alejada, ahí…, en ese lugar que culturalmente la hemos destinado; indefinido, incierto, difuso y muchas veces oscuro.
Se mantiene alejada, ahí…, en ese lugar que culturalmente la hemos destinado; indefinido, incierto, difuso y muchas veces oscuro.
Solo y quizás como efecto espejo, casi siempre ajeno…, sentimos
su presencia.
Es entonces cuando reconocemos su existencia… y nos inquieta,
nos descoloca, nos turba y hasta nos desgarra por dentro. Es así ella, capaz de
poner a prueba nuestras más básicas emociones y hacernos cuestionar sobre las
grandes preguntas del ser humano… por qué, para qué…?
Las explosiones emocionales se pasan, las preguntas se
diluyen y con el paso del tiempo que parece “hacer olvidarlo todo”, vuelve la
calma.
Y con mayor o menor aceptación, con más o menos entendimiento
y en la mayor de las veces con resignación, volvemos a abandonar su recuerdo y
nuevamente se dirige/la dirigimos a ese lugar alejado desde donde seguirá
acompañándonos una vez más, como “ente invisible” hasta nueva aparición.
Hoy, desde este espacio, este evento y la presentación de
“Aquí no se queda nadie”, sin necesidad de rasgarnos las vestiduras por su
impronta e inesperada presencia, la reconocemos, la pensamos, la escribimos, la
leemos y hasta la hablamos…
… que al final, cada uno de nosotros es muy libre de
colocarla donde prefiera, de reconocerla u obviarla, de sentirla u olvidarla.
Escrito para la presentación Fonamentals "Memento Mori" de Espiral Literaria.
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